

16 Poemas de la naturaleza que te emocionarán
La naturaleza nos rodea a todos de una manera u otra. Los árboles, la fauna, las flores, el mar y la lluvia son parte de nuestro día a día, aunque a veces no lo apreciemos. Sin embargo, algunas personas han descrito su belleza en poemas inolvidables.
Los poemas de la naturaleza no son escasos. Muchos poetas y poetisas han usado la naturaleza como fuente de inspiración, como imágenes poéticas o como protagonista de sus versos. Sin importar el país de origen de los poetas, siempre se encontrarán poemas de la naturaleza.
A continuación, te compartimos una lista de 16 poemas de la naturaleza que estamos seguros que te encantarán.
Poemas de la naturaleza de autores célebres
1
La Cortesana Agua – Juana de Ibarbourou
El agua tiene un alma melancólica y suave
que en el lecho arenoso de las ondas solloza,
atrae, llama, subyuga. ¡Dios sabe si la nave
que naufraga, en sus brazos de misterio, reposa!
El agua tiene labios. El agua canta y besa
y tiene el atractivo fatal de sus sirenas.
¡Ay tristes de los tristes que inclinan la cabeza
hacia el extraño encanto de las aguas serenas!
Las ondas son serpientes de letal hipnotismo.
Con su suave lenguaje de rumor y murmullo
Invitan para el sueño en su lecho de abismo.
¡Canto de cortesanas cuyo mágico arrullo
pone en los corazones el deseo fatal
de dormir sobre el fondo del líquido cristal!


2
Soy esa flor – Alfonsina Storni
Tu vida es un gran río, va caudalosamente.
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.
Cuando creces, me arrastras y me muero en tu seno;
cuando secas, me muero poco a poco en el cieno;
pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
cuando en los días bellos vas caudalosamente.
Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
Humilde y silenciosa todas las primaveras.
3
Entre la piedra y la flor – Octavio Paz (fragmento)
I
Amanecemos piedras.
Nada sino la luz. No hay nada
sino la luz contra la luz.
La tierra:
palma de una mano de piedra.
El agua callada
en su tumba calcárea.
El agua encarcelada,
húmeda lengua humilde
que no dice nada.
Alza la tierra un vaho.
Vuelan pájaros pardos, barro alado.
El horizonte:
unas cuantas nubes arrasadas.
Planicie enorme, sin arrugas.
El henequén, índice verde,
divide los espacios terrestres.
Cielo ya sin orillas.
Ver también: Poemas Haiku: definición, características y ejemplos
4
Agua – Ralph Waldo Emerson
El agua conoce bien
a la Civilización;
Moja mi pie, pero con gracia
Enfría mi vida, pero con ingenio,
No se desconcierta ni tiene el corazón roto
Si se usa bien, da alegría, adorna, doble alegría.
Si se usa mal, destruirá
en tiempo y medida perfectos
con un rostro de placer dorado;
destruye con elegancia.
5
Bosque de música – Vicente Gerbasi
Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me relevan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adónde va en la noche el hondo suspirar?
6
Árboles – Joyce Kilmer
Yo creo que nunca veré
un poema tan hermoso como un árbol.
Un árbol cuya boca hambrienta está pegada
al dulce pecho que fluye de la tierra.
Un árbol que mira a Dios todo el día,
y levanta sus brazos de hojas para rezar;
un árbol que en verano podría llevar
en su cabello un nido de petirrojos;
sobre cuyo seno ha caído la nieve;
que vive íntimamente con la lluvia.
Los poemas están hechos por tontos como yo
pero solo Dios puede crear un árbol.


7
Miguel Hernández – El corazón es agua
El corazón es agua
que se acaricia y canta.
El corazón es puerta
que se abre y se cierra.
El corazón es agua
que se remueve, arrolla,
se arremolina, mata.
Ver también: Poemas de amor cortos y originales para dedicar
8
“La Naturaleza” es lo que vemos – Emily Dickinson
“La Naturaleza” es lo que vemos-
La Colina- el amanecer-
-La Ardilla- El eclipse- la abeja que zumba-
¡No! – La naturaleza es el cielo –
La naturaleza es lo que oímos-
El tordo charlatán – el Mar –
El Trueno – el Grillo –
¡No! – La Naturaleza es Armonía –
La Naturaleza es lo que sabemos –
Y aun no dominamos el arte de expresarlo–
Nuestra sabiduría impotente es
ante su simplicidad.
9
El pájaro del agua – Juan Ramón Jiménez
Pájaro del agua
¿qué cantas, qué encantas?
A la tarde nueva
das una nostaljia
de eternidad fresca,
de gloria mojada.
El sol se desnuda
sobre tu cantata.
¡Pájaro del agua!
Desde los rosales
de mi jardín llama
a esas nubes bellas,
cargadas de lágrima.
Quisiera en las rosas
ver gotas de plata.
¡Pájaro del agua!
Mi canto también
es canto de agua.
En mi primavera,
la nube gris baja
hasta los rosales
de mis esperanzas.
¡Pájaro del agua!
Amo el son errante
y azul que desgranas
en las hojas verdes,
en la fuente blanca.
¡No te vayas tú,
corazón con alas!
Pájaro del agua
¿qué encantas, qué cantas?
10
El zorzal y el pavo real – Rubén Darío
Ve un zorzal a un pavo real
que se esponja y gallardea;
le mira la pata fea
y exclama: “¡Horrible animal!”
sin ver la pluma oriental,
el pájaro papanatas.
Gentes que llaman sensatas
son otros tantos zorzales:
cuando encuentran pavos reales
solo les miran las patas.
11
El Mar – Jorge Luis Borges
Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.
12
El Mar – Idea Vilariño
Tan arduamente el mar,
tan arduamente,
el lento mar inmenso,
tan largamente en sí, cansadamente,
el hondo mar eterno.
Lento mar, hondo mar,
profundo mar inmenso…
Tan lenta y honda y largamente y tanto
insistente y cansado ser cayendo
como un llanto, sin fin,
pesadamente,
tenazmente muriendo…
Va creciendo sereno desde el fondo,
sabiamente creciendo,
lentamente, hondamente, largamente,
pausadamente,
mar,
arduo, cansado mar,
Padre de mi silencio.
13
Primavera – Juan Ramón Jiménez
Abril, sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.
Eres la primavera verdadera;
rosa de los caminos interiores,
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.
¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!
Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa,
tu luz se dormirá sobre mi frente…


14
Vendrán suaves lluvias – Sara Teasdale
Vendrán suaves lluvias y aroma a tierra,
y golondrinas dando vueltas con su sonido brillante,
y ranas en los estanques cantando de noche
y ciruelos silvestres de un blanco trémulo.
Los petirrojos llevarán su fuego plumoso
silbando sus caprichos en una alambrada baja
y nadie sabrá de la guerra,
y a nadie le importará cuando termine.
Si la humanidad pereciera por completo a nadie le importará
, ni a un ave ni a un árbol,
y la Primavera, ella misma, cuando despierte al amanecer
a penas notaría que nos hemos ido.
15
Vuela lejos, vuela lejos sobre el mar – Christina Rossetti
Vuela lejos, vuela lejos sobre el mar,
porque el verano ha terminado,
Golondrina que al sol ama;
Vuelve, vuelve, regresa a mí,
trae contigo el sol y el verano.
Ver también: 25 Poemas Cortos para Iniciarte en la Poesía
16
El camino no elegido – Robert Frost
Dos caminos se abrían en un bosque amarillo,
y lamentándome por no poder caminar por los dos
y por viajar solo, por un largo rato
me detuve y observé uno, lo más lejos que pude,
hasta donde torcía y se perdía en la maleza.
Luego observé el siguiente, de forma imparcial,
y era esta probablemente la elección más acertada,
pues era tupido y necesitaba uso;
Aunque en cuanto a lo que vi,
bien podría haber elegido cualquiera de los dos.
y esa mañana ambos yacían de la misma forma
cubiertos por hojas que no habían sido pisadas
¡Oh! ¡El primer camino dejé para otro día!
Aun sabiendo como un camino sigue a otro,
dudé si alguna vez volvería a él.
Esto seguro lo diré con un suspiro
en algún tiempo en lo eterno:
dos caminos se abrían en un bosque, y yo…
Yo tomé el menos transitado, y eso hizo toda la diferencia.
¿Te gustaron nuestra recopilación de poemas de la naturaleza?
Los poemas sobre la naturaleza tienen la capacidad de hacernos apreciar la belleza del mundo, que quizá puede pasar desapercibida. Si escribes poemas y deseas compartir tu propio poema de la naturaleza puedes hacerlo en los comentarios.