26 Poemas de Desamor para corazones rotos

26 Poemas de Desamor para corazones rotos

No todos los amores duran para siempre, esto es triste, pero cierto. Un día esa persona que le dio sentido a nuestras vidas se va y nos queda la nada.

Lo cierto es que por cada poema de amor hay también un poema de desamor. Muchos poetas han escrito poemas de desamor que expresan la tristeza que nos llega a consecuencia de un amor roto.

Aquí te compartimos una lista de 26 poemas de desamor escritos por los mejores poetas y poetisas hispanohablantes.  


Poemas de Desamor cortos

Estos poemas de desamor cortos son ideales para dedicar a ese amor que llegó a su fin.


1

Día de Dolor – Rubén Darío

¡Día de dolor,
aquel en que vuela
para siempre el ángel
del primer amor!


2

Ausencia – Jorge Luis Borges

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.


3

Rima XXX (Asomaba a sus ojos una lágrima) – Gustavo Adolfo Bécquer

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?”
Y ella dirá “¿Por qué no lloré yo?”


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4

Queja – Alfonsina Storni

Señor, mi queja es ésta,
Tú me comprenderás;
De amor me estoy muriendo,
Pero no puedo amar.

Persigo lo perfecto
En mí y en los demás,
Persigo lo perfecto
Para poder amar.

Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!


poemas de desamor

5

Amar sin ser querido – Manuel Gonzales Prada

Un dolor jamás dormido,
una gloria nunca cierta,
una llaga siempre abierta,
es amar sin ser querido.

Corazón que siempre fuiste
bendecido y adorado,
tú no sabes, ¡ay!, lo triste
de querer no siendo amado.

A la puerta del olvido
llama en vano el pecho herido:
Muda y sorda está la puerta;
que una llaga siempre abierta
es amar sin ser querido.


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6

Filosofía – Rosario Sansores Prén

¡Del pecado de amarte no estoy arrepentida!
Aunque un oscuro abismo nos separe a los dos,
en tanto que risueña te doy mi despedida
mis ojos se iluminan para decirte adiós.

No nos debemos nada. Tú me diste tu boca
límpida como el agua fresca del manantial.
Yo apagué en la cisterna mi sed ardiente y loca
y te enlacé en mis brazos, amorosa y sensual.

Peregrinos errantes, nuestra ruta seguimos:
si dos sendas opuestas, al azar elegimos,
¿para qué rebelarnos con violenta acritud?
Fuiste mío. Fui tuya ¡Lo demás no importa!

¡Oh, mi amante de un día, nuestra vida es tan corta
que no vale la pena de sufrir su inquietud!


7

Desvelo – María Delmar

A la hora del alba cuando el sueño
me abandona,
recorro los momentos
de nuestro amor, en busca
de los rostros de entonces,
los sueños, las palabras.

Todo en vano.

Nos fue borrando el tiempo,
sus implacables manos,
deshaciendo los cuerpos para sólo
dejarnos, viva llama, que no cesa
de arder en el vacío.


Poemas de Desamor de autores famosos

Al leer estos poemas de desamor podrás identificarte con los sentimientos de estos autores y así sabrás que no estás solo o sola.


8

Y te perdí, mujer – Pablo Neruda

Y te perdí mujer. En el camino
me prendiste una lámpara fragante,
entonces se aromaron y se hicieron divinos
todos estos cansancios humildes y constantes
No sé si apenas eras una leyenda o eras
un río que afluía para todo dolor
pero si fue leyenda para mi
enfloreciste aromas dentro de mi canción.

Hiciste un semillero de ilusiones
que vivió ingenuamente en mi tristeza.
Lentamente. Fue el jugo de rencores
echados sobre el jugo de rencores
sobre el manto de la ilusión ingenua.

En mi torre de odios tuviste una ventana
(un vidrio ilusionado, transparente y gentil.)

Ya se quebró. Es inútil que te llame mi amada
porque, mujer, en una negrura te perdí.


9

Monólogo – Octavio Paz

Bajo las rotas columnas,
entre la nada y el sueño,
cruzan mis horas insomnes
las sílabas de tu nombre.

Tu largo pelo rojizo,
relámpago del verano,
vibra con dulce violencia
en la espalda de la noche.

Corriente oscura del sueño
que mana entre las rüinas
y te construye de nada:
amargas trenzas, olvido,
húmeda costa nocturna
donde se tiende y golpea
un mar sonámbulo, ciego


Poemas de desamor

10

Esta Vieja Canción – José Ángel Buesa

Esta vieja canción que oí contigo,
y que contigo di por olvidada,
surge del fondo de la madrugada
como la voz doliente de un amigo.

(Yo sé que la mujer que va contigo
no puede adivinar en mi mirada
que esa canción que no le dice nada
le está diciendo lo que yo no digo).

Y, al escuchar de pronto esa tonada,
comprendo la amargura de un mendigo
ante una puerta que le fue cerrada.

Pero intento reír, y lo consigo…
como si no me recordara nada
esta vieja canción que oí contigo.


11

Despedida – Mirta Aguirre

Yo me llevo mi amor, mi desvarío
lo que está ya a mi ser incorporado
mi caricia en tu párpado cerrado,
el roce de tu pecho junto al mío.

Me llevo una nostalgia como un río
manándome incesante del costado.
Al pobre corazón enamorado
le es duro retornar a su vacío.

Por haber compartido la locura
que floreciera en mi como una rosa,
aunque ya nunca junto a mí las vea,

benditas sean tu boca y tu ternura,
bendita sea tu carne vigorosa,
tu suave comprensión, bendita sea.


12

Un Adiós -Raquel Jodorowsky

¿Dónde te has ido amor?
Sólo respiro el humo
Del incendio de mis huesos
Dónde esconder la cabeza
Cuando ya nada nos queda
En este tirabuzón de venas
Cuando la fuerza de la vida
Vestida con la sangre
Ya no alumbra.

Ay huésped fugitivo
Como la castaña noble
Has sido
Hoy eres fuego que no prende
Que se fue a conversar
Con el olvido.
Y ahora presa
En la red de la existencia
Delante de los días de la vida
Y los días de la muerte
Que van corriendo juntas
Por un mismo corredor.
Qué hacer, qué hare.
Sólo en las canciones de los ángeles
Tal vez pueda encontrar
Una respuesta


Poema de desamor

13

Amor de tarde – Mario Benedetti

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme “¿Qué tal?” y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.


14

Coplas – Gabriela Mistral

Todo adquiere en mi boca
un sabor persistente de lágrimas;
el manjar cotidiano, la trova
y hasta la plegaria.

Yo no tengo otro oficio
después del callado de amarte,
que este oficio de lágrimas, duro,
que tú me dejaste.

¡Ojos apretados
de calientes lágrimas!,
¡boca atribulada y convulsa,
en que todo se me hace plegaria!

¡Tengo una vergüenza
de vivir de este modo cobarde!
¡Ni voy en tu busca
ni consigo tampoco olvidarte!

Un remordimiento me sangra
de mirar un cielo
que no ven tus ojos,
¡de palpar las rosas
que sustenta la cal de tus huesos

¡Carne de miseria,
gajo vergonzante, muerto de fatiga,
que no baja a dormir a tu lado,
que se aprieta, trémulo,
al impuro pezón de la Vida!


15

Desamor – Rosario Castellanos

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.


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16

Ya no – Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.


17

Ganancias y Pérdidas – Julio Cortázar

Vuelvo a mentir con gracia,
me inclino respetuoso ante el espejo
que refleja mi cuello y mi corbata.
Creo que soy ese señor que sale
todos los días a las nueve.
Los dioses están muertos uno a uno en largas filas
de papel y cartón.
No extraño nada, ni siquiera a ti
te extraño. Siento un hueco, pero es fácil
un tambor: piel a los dos lados.
A veces vuelves en la tarde, cuando leo
cosas que tranquilizan: boletines,
el dólar y la libra, los debates
de Naciones Unidas. Me parece
que tu mano me peina. ¡No te extraño!
Sólo cosas menudas de repente me faltan
y quisiera buscarlas: el contento,
y la sonrisa, ese animalito furtivo
que ya no vive entre mis labios.


18

Nocturno a Rosario – Manuel Acuña (Fragmento)

IV

Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.

V

A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tú que yo haga
con este corazón?


Otros versos de desamor


19

La culpa es de uno – Mario Benedetti

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo previsto
ah pero mi tristeza sólo tuvo un sentido.

Todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
una manera tierna
y a la vez implacable
de desahuciar mi amor.

Con un solo pronóstico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte
que no es mucha.

Creo que tenés razón
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos
ni del tiempo.
Hace mucho muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo

y fue implacable como vos
mas no fue tierno

ahora estoy solo
francamente
solo.

Siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado

antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno

con los ojos bien secos
por si acaso

miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.


20

La esperanza inútil – Gabriela Mistral

Yo me olvidé que se hizo
ceniza tu pie ligero,
y, como en los buenos tiempos,
salí a encontrarte al sendero.

Pasé valle, llano y río
y el cantar se me hizo triste.
La tarde volcó su vaso
de luz ¡y tú no viniste!

El sol fue desmenuzando
su ardida y muerta amapola;
flecos de niebla temblaron
sobre el campo. ¡Estaba sola!

Al viento otoñal, de un árbol
crujió el blanqueado brazo.
Tuve miedo y te llamé:
“¡Amado, apresura el paso!”

Tengo miedo y tengo amor,
“¡amado, el paso apresura!”
Iba espesando la noche
y creciendo mi locura.

Me olvidé de que te hicieron
sordo para mi clamor;
me olvidé de tu silencio
y de tu cárdeno albor;

de tu inerte mano torpe
ya para buscar mi mano;
¡de tus ojos dilatados
del inquirir soberano!

La noche ensanchó su charco
de betún; el agorero
búho con la horrible seda
de su ala rasgó el sendero.
No te volveré a llamar,
que ya no haces tu jornada;
mi desnuda planta sigue,
la tuya está sosegada.

Vano es que acuda a la cita
por los caminos desiertos.
¡No ha de cuajar tu fantasma
entre mis brazos abiertos!


21

Inmortalidad – Vicente Núñez Casado

Te amé tanto que, un día, abandonó mi alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,
regresó a la morada que yo daba por mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.
Y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.


22

Todos los días – Josefina de la Torre

Todos los días
llama a mi puerta el desconsuelo…
Estoy vacía y su eco resuena
por todos los rincones de mi vida.
Se estremece mi sangre
que es un hilo de hielo
al faltarme el calor de tu presencia.
No comprendo el idioma del paisaje;
qué quiere decir “sol”,
“cielo azul”
“aire”.
No comprendo mi ritmo,
ni mi esencia,
ni por qué sigo andando,
respirando,
contemplando a la gente,
a los perros que pasan,
a los pájaros
que mi balcón visitan diariamente.
Ni por qué la mirada,
mis ojos,
abarcan el entorno que me envuelve.
Ya no comprendo nada.
El mundo se me ha vuelto
un compañero extraño
que camina a mi lado
y no conozco.
¿Qué quiere decir “vida”?
Ya no encuentro
aquel sabor que un tiempo me dejara.
Las palmas de mis manos
se cierran sin calor,
desconsoladas.
Que eran tuyos tu casa y tu paisaje;
que está en ellos la huella de tus pasos,
el hueco de tu cuerpo…
Y está la casa llena
de tu recuerdo…


23

Balada del amor ignorado – Juana de Ibarbourou

Aquel que esperaba
sin saber su cara,
pasó hoy a mi lado
y llevóse mi alma.

La trova que en ese
momento cantaba,
se quebró en mis labios
y tornéme pálida.

Alguien me lo dijo
sin voz ni palabra:
-¡Levanta los ojos,
que pasa el que aguardas!

Me puse a seguirlo
como una sonámbula,
con las manos trémulas
y la cara pálida.

Mas él, sin mirarme,
se adentró a su casa,
sin saber que a rastras
se llevaba un alma.

Me volví tan triste
que lloré hasta el alba,
¡le daría la vida
y él no sabe nada!


24

Abandono – Manuel Altolaguirre

¡Qué dulce dolor de ancla
En el corazón sentías!
Tu corazón reteniendo,
Duro coral, mi partida.

Ahogada en amor, tu amor
Como un mar me sostenía.
Altos vientos me empujaron
Solitario a la deriva.

Si mi nave se fue lejos
Más profunda quedó hundida
Tu dura rama de sangre,
Rota el ancla de mi vida.

Solo, entre las grises nubes
Que mis sienes acarician,
Sin ti voy por entre nieblas
Recordando tu agonía.


25

Cuando llegue el momento – José Alfredo Jiménez

Cuando llegue el momento,
de decirnos adiós,
no hagas caso del alma,
no te fijes en nada
y abandona mi amor.

Cuando pienses en otro,
sin que pienses en mí,
no te importe mi suerte,
ya es la ley de la vida
adorar y sufrir.

Ya me diste cariño,
ya me diste ternura,
ya me hiciste feliz,

ya después de tus besos,
y de tantas caricias,
qué me importa morir.

Cuando llegue el momento
de decirnos adiós,
no hagas caso del alma,
no te fijes en nada
y abandona mi amor


26

La canción del amor olvidado – Dulce María Loynaz

Para el amor más olvidado
cantaré esta canción:

No para el que humedece los ojos todavía….
Ni para el que hace ya
sonreír con un poco de emoción….

Canto para el amor sin llanto
y sin risa;
el que no tiene una rosa seca
ni unas cartas atadas con una cinta.

Sería algún amor de niño acaso…

Una plaza gris… Una nube… No sé….

Para el amor más olvidado cantaré.

Cantaré una canción
sin llamar, sin llorar, sin saber…
El nombre que no se recuerda
pudo tener dulzura:
Canción sin nombres
quiero cantarte

mientras la noche dura….
Cantar para el amor que ya no evocan
las flores con su olor
ni algún vals familiar….
Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,
ni atisba ni persigue ni vuelve nunca más…

Para el amor más olvidado
-el más dulce…-,
el que no estoy segura de haber amado.


¿Qué mejor para sanar un corazón roto que unos poemas de desamor?
Esperamos que estos versos te ayuden a sentirte menos solo o sola. Recuerda que esta situación es pasajera y pronto tus tristezas se acabarán.
Tú también puedes escribir tus propios poemas de desamor y compartirlos en los comentarios.

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